Soñando-Despierto

domingo, diciembre 19, 2010

Desenmascarar y negar al capitalismo, afirmar el humanismo


El capitalismo es aquel sistema que siempre mina, socava y acaba destruyendo, cada vez en más casos, moral y también físicamente a las personas que tienen la desgracia de estar bajo su influencia tiránica. El capitalismo produce la degradación de todas las personas hasta niveles máximos pues las deshumaniza convirtiéndolas en máquinas de producir y/o consumir. Hace creer que el éxito tiene que ver con la acumulación de bienes materiales y de dinero y que incluso esto está al alcance de todos: a cambio de este falso sueño, impone a la humanidad pesadillas bien reales. Facilita, bajo la ficción del trabajo remunerado, verdaderos esclavos alienados al servicio del cada vez más sádico enriquecimiento de los peores hombres (que ya no merecen tal apelativo). También los degrada a comportamientos peores que los de cualquier animal desvirtuando sus instintos más naturales, fomentando artificialmente el deseo compulsivo de cosas materiales que no necesitan e inhibiendo lo que debe ser propio al hombre como son: el pensamiento crítico sobre la realidad, el ansia de libertad personal y colectiva o los sentimientos de compasión y cooperación entre seres humanos.

Esta tesis fundamental es válida para todas las clases sociales que el capitalismo crea y enfrenta, sometiendo a unos hombres al capricho de otros:

  • A los ricos, porque los convierte en enfermos mentales, parásitos sociales, y siniestros depravados morales obsesionados por la acumulación y defensa histérica de riquezas y posesiones materiales a costa de la miseria de los demás y la destrucción de sus derechos más elementales. En capitalismo, el sadismo de ricos y aún mandos intermedios no tiene nombre y se acentúa con la crisis que él mismo ha propiciado para someter aún más a la clase trabajadora, con absoluto desprecio por sus vidas y su condición de seres humanos libres y dignos.

  • A los no ricos (clases trabajadoras) porque los atrapa en un sistema del que no se les permite salir y que consiste en definitiva en una espiral trituradora que los exprime hasta la última gota de sus alientos en trabajos donde la injusticia y el abuso son la norma y donde se les obliga, con la coacción del miedo al despido y la inmediata marginación social, a doblegar su voluntad en todo y a destruir su sistema personal de valores éticos.

El capitalismo, devenido imperialismo hace un siglo, como carece de defensa posible desde un punto de vista racional y humanista, se impone siempre por la fuerza a los pueblos y a las personas. Así, un gendarme mundial garantiza la explotación mediante la guerra de los pueblos que tienen la mala suerte de disponer de recursos naturales. Este gendarme lidera una alianza militar y política del mal, por completo innecesaria tras la Guerra Fría y que es clave para crear inestabilidad en el mundo y riesgo de confrontación nuclear, rapiña de recursos que legítimamente no les pertenecen, comercio ilegal de armas y estupefacientes, etc.

Siendo todo esto así como de hecho lo es, la pregunta inmediata es cómo destruir lo que nos destruye y cómo cambiar este orden injustísimo de cosas, enfrentándose a un leviatán que sólo sabe de violencia para imponerse a la racionalidad y la bondad humanas. Cómo hacer posible otro mundo más humano, transformando radicalmente éste, sin caer en la inhumanidad y la violencia de los capitalistas. Tendencias anticapitalistas, y por tanto antisistema, como el comunismo libertario (anarquismo de izquierdas) o algunas formas de socialismo marxista no totalitario, parecen las más adecuadas para hacer frente a la tiranía de los mercaderes y defender al mismo tiempo la libertad como valor supremo. Creer en el espíritu humano y en su capacidad de defenderse de sistemas como éste que buscan destruirlo (incluso cuando estamos viviendo la etapa más cruel, cínica y desesperante del capitalismo) es, asimismo, fundamental.

Como dice el maestro Anguita: “Porque una lógica sólo se combate con otra distinta, confrontada, alternativa y organizada. Una lógica que sitúe a la ciencia económica como un instrumento al servicio de las necesidades humanas y no como la realización absoluta de un logos externo e independiente a las decisiones y voluntades de la ciudadanía.” Pero ¿qué elementos conlleva esa lógica que confronta con el capitalismo?
  • Por un lado la negación permanente de las falacias que cimentan el sistema: “Esa otra lógica, ligada a la humanidad cercana y concreta, niega consecuentemente todas y cada una de las tres divinidades del dios capitalismo. El mercado, la competitividad y el crecimiento sostenido no sólo se han mostrado a lo largo de esta crisis como mecanismos inútiles para resolverla sino que han sido la causa de ésta y las anteriores. Pero es que además, la simple formulación de algunos de ellos, como es el caso de la competitividad predicada para todas y cada una de las naciones del planeta, es en sí misma una insalvable contradicción in terminis.”

  • Por otro lado, la afirmación de unos valores que llevan a una humanidad nueva y a unos hombres nuevos pero absolutamente coherente con nuestra auténtica naturaleza como señala Anguita: "Es hora de fijar con decisión la preeminencia de la Democracia, los Derechos Humanos y la Carta de la Tierra. Y ello conlleva valores, actitudes y propuestas radicalmente diferentes a las que, fracasadas, son reiterativamente maquilladas como verdades incuestionables. Sólo desde una lógica y práctica alternativas conceptos como austeridad, racionalidad, planificación, eficiencia, productividad, solidaridad, sentido común y ética cívica cobran su exacto significado."
Por tanto, el movimiento (y también el compromiso ético) los demostraremos una vez más andando: “Si la dictadura de los mercados no es contestada; si la alienación economicista se asume con fe de carbonero o si la docilidad a inercias electoralistas que difuminan el conflicto esencial no es obviada, sólo nos quedará la reedición de las lágrimas de Boabdil de Granada.”

Nota (algunos datos y considerando sólo países desarrollados como España): en España más del 20% de la población gana menos de 574€/mes (umbral de pobreza) y en este grupo de población hay sobre todo cada vez más niños y mujeres jóvenes; 500 familias son desahuciadas cada día por impago de hipoteca debiendo aún pagar en la mayoría de los casos más del 50% de la deuda aún después del desahucio; se estima en más de 2 millones de familias las que no pueden pagar hipoteca o se han retrasado ya en algún pago de la misma; el Gobierno antisocial está haciendo pagar la factura de los continuos regalos fiscales a los ricos y de los rescates financieros a los trabajadores destruyendo sus derechos laborales más básicos y atacando su derecho a pensión pública (reduciendo el importe de ésta alargando de paso el tiempo de explotación laboral), eliminando la ayuda para desempleados sin derecho a subsidio… Como resultado, la clase media vuelve a adelgazar y es cada vez más frecuente el fenómeno de personas que aún teniendo trabajo son de hecho pobres (por no hablar de los que no lo tienen).

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