Caminar hacia la Utopía (cabalgando contradicciones)
A medida que maduramos en nuestro camino vital, descubrimos nuestra responsabilidad por nosotros mismos, y también por lo común que nos entreteje en un "Nosotros". Entrevemos intuiciones que nos alertan de los peligros del Ego, espejismo desorientador que nos lleva a actuar, y sobre todo a dejar de hacerlo, movidos por el Miedo. Entrevemos que ese Miedo paralizante puede llevarnos a la atrofia de nuestras potencialidades humanas, que son también "espirituales" (no es fácil expresar en palabras lo que entendemos por esta dimensión tan interna que nos remite a un yo conectado y enraizado en una totalidad del Ser). Sería lo contrario de otra fuerza que nos impulsa al crecimiento, la liberación personal y colectiva y que debe estar en el centro de la Vida y hacer de ella una celebración continua. Me refiero, sí, al Amor, una palabra que hoy se rehúye y parece polémica.
Para poder hablar de Amor se requiere bucear en las profundidades del ser y allí lo podemos percibir como energía fundante y mantenedora de la Vida, en todas sus etapas. Energía que construye y edifica y sin la cual pereceríamos irremediablemente. El Amor que se percibe y reconoce desde dentro, tiene una cualidad de Realidad que extasía, descoloca, desborda... y que nos sitúa en nuestro centro perfecto. Por eso su carencia desequilibra y es causa de innumerables patologías. Descubrirlo como lo verdadero conlleva en nosotros un gusto nuevo por la Vida y un rechazo de sucedáneos como pueden ser el éxito, el reconocimiento, el dinero y el poder. El Amor nos abre a los dominios de una verdadera humildad, y sabemos que es la energía que nos libera (del Ego y sus quimeras) y nos sana.
Pero también nos enseña a no buscar la seguridad por encima de todo, a desafiar y vencer al miedo saliendo desde nuestro centro al encuentro de los demás como "otros Yos", en la medida que sabemos ver en ellos nuestro propio espejo. Saber amar es saber mirar. Y amar y despertar, posiblemente van de la mano pues sabemos que el miedo es como una droga que adormece y mata. Por tanto los que despiertan son los que conquistan el miedo que se había internalizado y que envenenaba cruelmente todo.
En este abrir los ojos a la maravilla del mundo no podemos ignorar las tinieblas y los esclavos que las sirven pues ellos tienen el poder material del mundo. Movidos por el amor que sentimos, estamos llamados a una transformación personal y social revolucionaria en cuanto que las reformas son meros cantos de sirenas para que todo siga igual. La desigualdad es odio destructivo que corroe nuestras sociedades y busca ahogar la dignidad sobre la que nos levantamos como ciudadanos, y en la que cimentamos nuestros derechos. La injusticia y la pobreza que es robo egoísta por parte de los que, dormidos, ignoran el Amor, demandan acción amorosa para devolver al mundo (humano y natural) la armonía para la que está diseñado. El mundo que queremos, lo llevamos en el corazón y lo construimos con las manos.
Contamos para ello con sumarnos a las filas de los que se atreven a disentir, a ser ellos mismos a riesgo de "no encajar", los que valoran la protesta, la desobediencia y entienden la ruptura como el camino para recomponer lo que los esclavos de la Nada han roto... Cuando un poder tiraniza y rompe con la ética y la razón, ¿acaso lo sensato no es perderle todo respeto?
Nos va, literalmente, la vida en dar pasos decisivos, de Fe si se quiere, para salir de las tinieblas de la indecisión al Reino de la Luz. Porque es la Luz la que nos salva y en la que podemos confiar para hacer una con ella... nuestra Biografía.